El cura de Villablanca se ha empeñado en construir unas viviendas para los pobres. Sin embargo, no cuenta con el dinero suficiente y tendrá que ganárselo cantando en numerosos festivales. Todos son obstáculos para conseguir lo deseado, pero su fe le hace ver los problemas como algo fácil de superar.

Guadix, la población gitana que vive en sus típicas cuevas, se dispone a celebrar la fiesta tradicional de la noche de Santiago. En medio del baile, Magdalena Vargas y José Romero, pertenecientes a dos familias rivales, se separan para encontrarse a la orilla del río y declararse su amor. Pero su encuentro ha sido visto por una vieja gitana, que lo hará saber a un rico comerciante contrabandista interesado por la muchacha y que ha sido rechazado varias veces por ella.

Mientras Cádiz celebra su famoso Carnaval, en la cubierta de un barco, don Joaquín, un viejo emigrante, contempla la ciudad y escucha emocionado, el lejano eco de las fiestas. No quiere bajar a tierra porque teme enfrentarse a la ausencia total de seres queridos. ¡Ha sido emigrante tantos años! Hace mucho que no ha vuelto a su Cádiz y también entonces la ciudad estaba de fiesta cuando él y sus compañeros llegaron repatriados de la campaña de Cuba.

Manuel, un joven de dieciocho años, llega a Madrid con la ilusión de ser torero. A su llegada conoce a Juan, un cantaor arruinado de unos cincuenta años que, junto con su amiga Lola, ayudará al muchacho a conseguir la oportunidad de torear en una tienta en la finca de un famoso empresario.

Un grupo de vecinos que habita una típica corrala madrileña, adoptan entre todos a una niña huérfana que un desaprensivo ha dejado a cargo de su tía soltera. Este suceso junto con las amenazas de desahucio, pronto les coloca en un dilema que han de resolver. Deciden aprovecharse del boom turístico y montan un tablao flamenco en el patio de la finca.