Con dos premiados cortometrajes a sus espaldas, el último presentado en la pasada edición de la sección Cinéfondation del festival de Cannes, el director rumano Tudor Cristian Jurgiu da el salto al largometraje con una película que narra el encuentro entre un anciano, que acaba de quedarse viudo al morir su mujer en una inundación, y su hijo, que se ha ido a vivir a Japón, tras veinte años sin verse. Ambos trataran de superar la distancia que se ha abierto entre ellos.

La película cuenta la historia de Matilda, una anciana que tiene que luchar contra un magnate inmobiliario para salvar su casa. Tanase es un hombre de negocios despiadado que construyó su fortuna estafando a personas y desalojándolas de sus hogares. Cuando quiere echar a Matilda de su casa, su suerte llega a su fin cuando la aparentemente amable anciana logra defender su propiedad.

Alice (Andra Guti) es una adolescente adoptada que tiene una relación tensa con su madre adoptiva, Bogdana (Mihaela Sirbu). Un día, en medio de una discusión acalorada con Bogdana, Alice confiesa que está embarazada y que quiere quedarse con el bebé. La confesión tiene un fuerte impacto en Bogdana, ya que en el pasado ella trató de quedarse embarazada, sin éxito.