Fei se gana la vida en la gran ciudad trabajando en la prostitución. Su mundo se derrumba cuando se da cuenta de que su familia acepta su dinero pero no su forma de vida ni su homosexualidad. Con el corazón roto, Fei lucha por comenzar una nueva vida.

Cuando descubre que solo es el tercer fugitivo más buscado de Taiwán, un ambicioso criminal decide eliminar del podio a los dos primeros.

El mismo día, en el mismo accidente, Wei pierde a su esposa embarazada ya Ming su novio. En el budismo, se le da 100 días para llorar por los muertos. Como dos ratones perdidos en un laberinto, Wei corre en círculos mientras Ming se arrastra tranquilamente por un camino determinado. Pero el dolor y el dolor persisten. Con el día 100 se acerca, se preguntan si alguna vez podrán decir adiós.