Jacqueline Gozlan, que abandonó Argelia con sus padres en 1961, recorre con nostalgia la historia de la Cinemateca de Argel, inseparable de la de la Independencia del país, a través de extractos cinematográficos y numerosos testimonios; en particular el de uno de sus creadores, Jean-Michel Arnold, pero también el de cineastas como Merzak Allouache y críticos como Jean Douchet. Lugar de vida para los argelinos, la Cinémathèque era el centro de los cines africanos. Creada en 1965 por Ahmed Hocine, Mahieddine Moussaoui y Jean-Michel Arnold, la Cinémathèque se benefició del entusiasmo de la Independencia. La Cinemateca se convierte en un lugar de encuentro de la sociedad argelina, los futuros cineastas encuentran allí su mejor escuela. En 1969, el Festival Panafricano de Argel reunió a todos los cineastas africanos y, a partir de 1970, Boudjemâa Kareche desarrolló una colección de películas árabes y africanas.

Serie documental en dos partes: 1. Un pueblo sin voz (80'), 2. Una tierra de luto (78'). Primera parte: Un pueblo sin voz: Octubre del 88, la República argelina se tambalea, la película vuelve a las fuentes de esta tragedia y explica cómo empezó el cara a cara entre los islamistas y los que estaban en el poder. La interrupción de las elecciones legislativas de diciembre del 91, seguida poco después por el asesinato del Presidente Boudiaf en junio del 92, sumió a Argelia en el caos. Parte 2: Una tierra de luto: el ciclo de violencia que conduce a masacres y el lado económico y geopolítico de la guerra. Más de 100.000 muertos, un grado increíble de barbarie, masacres, aparentemente incomprensibles... Detrás de la ventana oficial del poder y de su escenario político artificial, se esconde un poder en la sombra.