A finales de 1920 en China, antes de la aparición del régimen comunista, “Kung Fu Killer” cuenta la historia de White Crane -Grulla Blanca- (David Carradine), un huérfano hijo de misioneros occidentales que se convirtió en monje Wudang para finalmente convertirse en un líder espiritual y maestro en artes marciales, y su último viaje de venganza y la justicia. Tras un ataque de Kahn Xin (Lim Kay Tong) y sus terribles tropas nacionalistas al monasterio donde vive, Grulla Blanca jura vengar la muerte de su maestro.

Esta es la segunda parte del asesino de kung fu. China está sumida en disturbios, mientras la República cae presa de señores de la guerra como Kahn Xin, que mantiene a toda una provincia como rehén del comercio de opio y destruye a todos los que se le oponen. Sólo los venerados monjes de Wudang se atreven a interponerse en el camino de Kahn para proteger el alma misma de China. Entre ellos se encuentra el occidental White Crane, un maestro espiritual de las artes marciales y protector de los inocentes. La venganza no está en el corazón de Crane, hasta que un ejército mercenario asalta el templo y masacra a la amada Gran Maestra Myling. De las cenizas de las ruinas del templo, Crane se levanta con venganza en su corazón. Crane se encuentra con Jane Marshall, una cantante de salón de Nueva York y su jefe mafioso Bingo Quo.

Una bandada de águilas y buitres atacan una residencia de una pequeña localidad, matando a varias personas. No se sabe la causa del ataque. Dos personas lograrán escapar de las aves e investigan la causa de dicho ataque... Película amateur cuya popularidad en Internet se ha ido incrementando con el paso del tiempo, principalmente por sus rudimentarios efectos especiales, su estética de videoaficionado, su nula intención siquiera de ocultar sus errores y su vocación de serie Z. (FILMAFFINITY)