26 letras. 26 directores. 26 maneras de morir. La idea no puede ser más simple: a cada cineasta se la adjudica una letra, y se le da total libertad para crear un cortometraje en el que la muerte juegue un papel destacado. De esta manera, se construye una antología de cadáveres exquisitos que supone, sin ninguna duda, uno de los proyectos más ambiciosos que el género ha conocido en toda su historia cinematográfica (no en vano, la producción ha atravesado quince países diferentes). El objetivo: ofrecer una panorámica ora divertida, ora siniestra, que sirva para definir todo aquello que le ha ocurrido al terror en los últimos diez años.

Una ciudad está poblada por varios clanes de gánsteres que dirigen varios negocios en los mercados negros. Cada clan quiere ser el gobernante absoluto, pero bajo el reinado de Big Boss, que cobra tarifas criminales por tema, el equilibrio entre ellos se mantiene de manera similar a la equidad entre los ilegales y los legales. Tee, Kid, Tuek y Sim, una pandilla de adictos a los juegos de computadora, se convirtieron en menciones de Big Boss. Cuando Big Boss murió abruptamente, Tee está a punto de informar a su equipo, pero duda y decide ocultar este hecho al resto. Para que pueda jugar otro juego con sus compañeros y satisfacer el último deseo de Big Boss.