En Madrid, España, a finales del siglo XIX, el joven y atolondrado Basilio parece ser la única persona que percibe la espectral presencia del profesor Robinsón de Mantua, que le ruega que cuide de su sobrina Inés, pues la acecha un grave peligro.

Durante el reinado de Isabel II de España (1843-1868), "la florista de la Reina" (María Guerrero) se enamora de Juan Manuel, un joven autor teatral que vive en la miseria (Alfredo Mayo). Un día lo encuentra desmayado y medio muerto de hambre en la calle. Ella le ayuda y él se hace célebre. Pero cuando triunfa como autor, se va con la primera actriz de la compañía.

El padre Andrés Manjón decide fundar un centro para niños abandonados, las escuelas del Avemaría de Granada. Para conseguir su objetivo tendrá que enfrentarse con innumerables dificultades. Sin embargo, el coraje y el empuje de este humilde fraile bastarán para conseguir que las personas más desfavorecidas tengan una vida mejor.

Un timador se las ingenia para cubrir a unos empresarios que se escapan de sus mujeres una vez por semana. Lo que empieza como un juego, se convierte en extorsión y así consigue entablar contacto con la alta sociedad, consiguiendo enamorar así a una rica heredera cubana, con la que finalmente consigue casarse.

La "marquesona" es la figura principal de un cuadro flamenco que realiza un grupo de artistas que va de pueblo en pueblo con su arte. Rosa, la hija de la "marquesona", conoce a un señorito con dinero, Eduardo, con el que se fuga, abandonando así a su madre como hace años lo hiciera su padre. La "marquesona" decide salir adelante y otorgar más empuje a su arte y vuelve a cosechar grandes éxitos. Tiempo después, Rosa y Eduardo van a verla al teatro donde trabaja con la intención de solicitar su perdón.

El rudo pescador Tonecho recoge en su casa a Rocío, una camarera.

Un velero holandés encuentra los restos de un barco correo español, que ha chocado con un iceberg. En su interior aparecen abrazados los cadáveres de un hombre y de una mujer.