Una brutal huelga de la Liga Nacional de Fútbol americano, deja en el aire los anhelados play-off. Los Washington Sentinels tenían al alcance de la mano llegar a la final, pero como no pueden contar con sus estrellas deciden contratar temporalmente a un grupo de aficionados para quienes ésta es la gran oportunidad de sus grises y anodinas vidas.

Las calles de Philadelphia están a punto de teñirse de rojo y blanco, los colores de la sangre y la coca, cuando el gángster más importante de la Costa Este toma el mando desde la cárcel. Se trata del capo mafioso Beans (Beanie Sigel) que aún estando encerrado en una celda de aislamiento, sigue siendo el jefe. Para vengarse de su mayor enemigo, un gángster de Harlem llamado Dame (Damon Dash), Beans se alía con un playboy de Miami, apodado "Pollo Loco" (Noreaga) y con algunos de los artistas más de moda de Estados Unidos.