Mike ama a sus coches rápidos y sus mujeres calientes. Cuando cree que la novia del rey local de las carreras callejeras, Fox, se le pasa por alto la carrera por su chica, su dinero y su vida. A través de las carreras, el sexo, los clubes nocturnos y los pequeños viajes por carretera, la película describe cómo era ser un adolescente en Australia en los años ochenta.

Alicia, cansada de leer bajo un árbol, decide pasear por el campo hasta que por descuido, cae en un profundo y misterioso agujero. En él se topa con un sinfín de puertas y, con la única llave que encuentra, abre la más pequeña de ellas. A partir de ahí accede a un jardín lleno de fantásticos y extraños personajes.

En las autopistas desiertas de una Australia desconocida, tiene lugar una guerra sin merced entre motoristas forajidos y policías Interceptor, que intentan triunfar sobre la gentuza al volante de coches con motores trucados. En un mundo en plena decadencia, la moral se difuminará en el escenario post apocalíptico donde lo único que tiene valor es el bien más preciado: la gasolina. La depravación, crueldad y salvajismo reinan en las bandas que no dudarán en perseguir y acabar con cualquiera que se ponga entre ellos y su ansia destruir y ser los amos de la carretera. Max se cruzará en su camino y lo que empieza como un acto de justicia no tardará en tornarse una lucha personal para acabar con ellos.

Durante la celebración de la Feria, Hansel y Gretel se escapan y llegan al bosque siguiendo a unos amigos raptados por un temible troll. Unos trolls bondadosos y algunos animales del bosque les ayudan en la búsqueda hasta que llegan a un claro del bosque en el que se encuentra una asombrosa casa construida con caramelos, chocolate y galletas de genjibre. Pero la casa está habitada por una perversa bruja...