Nuestra historia comienza en 1045 a.C. en Belén, territorio Israelita. David tiene 10 años de edad y se está preparando para pastorear el rebaño de ovejas de su padre, Jesé (Isaí). David, siendo el menor, se convierte en el sirviente de la casa, relegado en relación a los demás ya que sus hermanos ocupan una posición privilegiada y de honor en su familia por ser valientes guerreros del Rey Saúl. David crece, y se convierte en un gran pastor, pero continúa siendo amoroso, humilde y sensible, y siempre en compañía de su arpa con la cual declama bellos salmos y oraciones a Dios. Saúl por su parte, desobedece las leyes de Dios y el mismo Dios, a través de su profeta Samuel, le notifica que pondrá en su lugar a alguien que sea mejor que él, alguien que tenga el corazón de Dios. Dicho eso, el espíritu de Dios se retira de Saúl y él pasa a ser atormentado por un espíritu maligno

Isaura nació en 1835, en la hacienda del Comendador Almeida, de un romance entre la esclava Juliana con el administrador de la hacienda, Miguel. Juliana se muere poco tiempo después del parto, pues siempre se había negado a irse para cama con el comendador, que por venganza castigaba la esclava en el tronco provocando su muerte. Isaura, entonces, es criada y educada por Gertrudes, mujer del Comendador, que siempre quiso tener una hija. Con una excelente educación y por tener la piel clara, Isaura, por haber sido hija de esclava, siempre será vista como una.

José Alfredo es un hombre de origen humilde que siempre ha luchado mucho, dedicando su vida a la construcción de un imperio. Todavía joven, sufre un desengaño amoroso y, a partir de eso, empieza a vivir aprovechando las oportunidades que encuentra. Por un giro del destino, José Alfredo entra en el mercado del comercio ilegal de piedras preciosas y se convierte en contrabandista de diamantes. En Suiza conoce a María Marta de una familia tradicional pero arruinada, y se unen en un matrimonio de intereses.