La Divina Policía está de regreso, enfrentándose a nuevos peligros y arrojando algo de luz sobre el pasado de sus miembros. Liderados por el Maestro Zhuge, los detectives reciben el encargo de investigar unos asesinatos conectados con la muerte de la familia de Sin Emociones.

Un joven de Dalian continúa sus estudios en Melbourne, donde experimenta el amor, la pérdida y el autodescubrimiento en esta historia sobre la mayoría de edad.

Una cárcel de mujeres en el norte de China en 1932, prisionera FU Yuan (Jiang Yiyan) excava un túnel en su celda de la prisión con una cuchara de plata y se escapa. Inspector Song Donglu (LAU Ching-wan) es convocado para investigar la fuga de FU. Siguiendo la pista a las cartas enviadas a él por FU, Song se pone en marcha a la ciudad de Hong para desentrañar la desaparición de FU.

Cuando una mujer encuentra los restos de un místico hindú, deja la banda de asesinos a la que pertenece, para poder llevarlos a su legítima tumba. Pero, antes de cumplir con su cometido, se somete a una drástica operación de cirugía facial, cambia de nombre y de vida e incluso se casa.

Harto de una vida llena de sangre, el Tercer Maestro ha decidido fingir su muerte y refugiarse en un burdel. Sin embargo, un espadachín que siempre quiso enfrentarle y Qiudi, su antigua prometida, deciden sacar al maestro de su escondite... a la fuerza.

Yu Guowei dirige un departamento de seguridad de una fábrica con su asistente Xiao Liu. Pese a ganar un premio al trabajador modelo su trabajo no le llena y pronto se obsesiona con atrapar a un asesino que ha cometido un crimen en su pueblo.

Año 1937. Guerra chino-japonesa. En su avance por territorio chino, las tropas niponas llegan hasta Nanking, la capital, donde cometen toda clase de atrocidades. La historia sigue el destino de varios personajes, unos ficticios y otros reales.

Un agente secreto es asignado por su jefe corrupto para infiltrarse en un departamento rival y sabotear su investigación para falsificar dinero. Pero lo que descubre es que el verdadero plan para derrocar el capital no es llenarlo de dinero falso, sino crear un ejército de zombis.