Antes de entrar finalmente en el Cielo, las almas de los muertos pasan un período en un limbo, de donde sólo salen cuando nadie los recuerde en el mundo de los vivos. Bajo el cuidado del salaz Domenico (Vittorio Gassman), los visitantes de un pequeño cementerio cuentan cómo llegaron a la paz eterna.

La hermana Cristina, una monja que se encarga de un grupo de chicas, las lleva a pasar un fin de semana a una casa alejada de la población, para celebrar la entrada del verano. Pero alli no estarán solas, hay tres gamberros que se dedican a aterrorizarlas y a violarlas. Cuando la hermana Cristina se da cuenta, ésta emprende una sangrienta venganza hacia los delincuentes.