Joseph se dirige a visitar a su padre moribundo en un tren donde tanto el paisaje a través de las ventanas como los pasajeros, en aparente trance, y el propio estado del vehículo conforman un escenario que escapa a la razón. Sensación que se mantiene tras la llegada al sanatorio en el que está ingresado su padre, pues la curiosa estructura del edificio unida a su decadencia extrema no se ajusta a las expectativas concebidas sobre instalaciones dedicadas al cuidado de la salud. Tampoco le tranquiliza la conversación con el médico que atiende a su padre. Los métodos que dice emplear se asemejan a las fantasías de un lunático.

Lukasz, un joven de 26 años, es arrestado acusado de un asesinato que no ha cometido. Influido por lo que ocurre en la celda de tránsito, quiere que le encierren con presos que se rigen por un específico código ético: "Grypsera". Una vez en la cárcel no sólo debe compartir la celda con otros seis presos, sino que debe aprender a sobrevivir y adaptarse a la situación, ya que la única persona que podía testificar en su favor fallece antes del juicio. Un día, un pederastra es encarcelado con ellos. Debido al tipo de su delito, es acosado por todos. Lucas no puede permanecer indiferente, y debe elegir entre las reglas del mundo exterior y el código de la cárcel...