Confundiéndola con una enferma mental, Carla Del Poggio, es ingresada en una clínica psiquiátrica en la que un rico paciente, Aldo Fabrizzi, se hace pasar por médico. La pobre chica, tratando de hacer entender a los médicos que no está loca, termina provocando una rebelión entre el resto de pacientes.

El faraón Nemorat ordena asesinar a los Reyes de Siria y se casa con Shila, la hija de estos. Shila, en realidad, está enamorada de Resi, un joven médico de la corte del faraón y desprecia a su marido. Kefren, tío de Nemorat, envenena a su sobrino en un intento de usurpar el poder. Nemorat, estando al borde de la muerte, convencido de que Shila sea la autora del envenenamiento, ordena que la entierren viva a su lado. Resi, por lo tanto, convence a la joven para que tome una poción que provoca una muerte aparente y después del entierro consigue entrar en el sepulcro con la ayuda del arquitecto del mausoleo.

Maria es la encarnación de la pureza, jamás un hombre ha puesto en ella la mano, su madre la preparó desde muy niña para que profesara en un convento. Pero un día fue enviada por la superiora a cuidar del terrateniente del lugar, D. Nini, que agonizaba en la soledad. La llegada del sobrino de éste reaviva al viejo. D. Nini no quiere morir dejando una estela de amargura y exige a su sobrino que se divierta y sobre todo que salga con mujeres. Las confidencias a viva voz de tío y sobrino son aceptadas por Maria como un suplicio más, aunque poco a poco el sentimiento que profesa al sobrino es algo distinto a la piedad por un alma descarriada.

Johnny King se dispone a vengar la muerte de Steve, quien fuera asesinado en una disputa de tierras por los hermanos Ward. Después de causarles algunos problemas, Johnny se enfrenta a un nuevo rival.

Las estudiantes de una escuela privada para chicas pasan unos días en un hotel junto al mar propiedad de uno de sus padres, donde, como era de esperar, se producen travesuras.