Cuando a Jack MacKee (Hurt), un médico frío y distante, le diagnostican una enfermedad, pasa a ser un paciente más de su propio hospital. Entonces sabrá lo que sienten los enfermos, tendrá que confiar ciegamente en un sistema médico que sabe que no es infalible y habrá de soportar con paciencia unos trámites burocráticos que se eternizan, unos reconocimientos humillantes y unas abarrotadas salas de espera.

Leann y John Netherwood son una pareja de delincuentes desarraigados que recorren el país acompañados por su pequeña hija de seis años, Janie. Durante una de sus fechorias son interceptados por la policía, que no logra deternerlos, pero sí quedarse con la niña, que pasa a un centro de custodia. Los Netherwood la encuentran con una familia que la ha acogido y convierten la vida de los padres adoptivos en una pesadilla.

Una banda organizada formada por seis individuos es contratada para dar un golpe. Anteriormente varios de los miembros no se conocían entre sí, por lo que entre ellos usan nombres en clave. El objetivo: atracar una empresa para llevarse unos diamantes. Pero, antes de que suene la alarma, la policía ya está allí. Algunos mueren en el atraco, y el resto se reúne en el lugar convenido.

Un desastre de inimaginables proporciones amenaza la ciudad de Los Ángeles: un terremoto y el intenso calor que emana del subsuelo anuncian, sin lugar a dudas, la erupción de un volcán, lo que causaría una situación de caos sin precedentes en la ciudad. Mike Roark, director de la oficina de gestión de emergencias, con la ayuda de una sismóloga, la doctora Amy Barnes, intentará controlar la situación para evitar que el pánico se extienda.