Danika Merrick, una mujer trabajadora que vive con su marido y sus dos hijos, empieza a tener extrañas alucinaciones de carácter paranoico que reflejan sus miedos más profundos; así las cosas, tendrá que luchar para conservar la cordura y no perder el contacto con la realidad.

Cuando a Jack MacKee (Hurt), un médico frío y distante, le diagnostican una enfermedad, pasa a ser un paciente más de su propio hospital. Entonces sabrá lo que sienten los enfermos, tendrá que confiar ciegamente en un sistema médico que sabe que no es infalible y habrá de soportar con paciencia unos trámites burocráticos que se eternizan, unos reconocimientos humillantes y unas abarrotadas salas de espera.

Una legión de jóvenes inexpertos están intentando apuntarse un tanto con el sexo opuesto. Jim es como cualquier otro chico de su edad, un joven sano y vigoroso que también resulta ser virgen, el principal motivo de su galopante desesperación. Desde que sus padres le sorprendieron viendo películas pornográficas, las cosas han ido a peor. En casa, su bienintencionado padre extiende un celo mortificador en todo lo referente a la educación sexual de su hijo; en el colegio, las cosas no van mucho mejor: sus experiencias con una belleza perteneciente a un programa de intercambio tienen toda la pinta de fracasar. Así que su último recurso se llama Michelle, una integrante de la banda de música que resulta ser todo un prodigio.

Cuando llegó el desastre todos fueron heroes. El 19 de julio de 1989, el vuelo 232 de la compañia United se estrelló en un sembrado de Iowa, convirtiéndose en una enorme bola de fuego, atrayendo la atención de todo el mundo. El film describe el rescate minuto a minuto: cómo una ciudad movilizo a sus ciudadanos, resultando de su acción la milagrosa supervivencia de 184 de los 296 pasajeros de a bordo.