Una joven madre soltera lucha por salir adelante y conseguir un equilibrio entre su vida y su trabajo. Bridgette Bird (Frankie Shaw) es una veinteañera de Boston cuyas inquietudes en lo que se refiere al sexo, las relaciones y su carrera profesional chocan con la realidad diaria de ser madre de su pequeño y adorado hijo, Larry. Con el incondicional pero peculiar apoyo de su madre Tutu (Rosie O'Donnell), una mujer que vive según sus propias reglas, Bridgette busca cada día un equilibrio entre el cuidado de Larry, su escasísimo tiempo de ocio, sus relaciones personales y la búsqueda de un empleo estable. Mientras trata de averiguar cuál es el camino a seguir, si es que lo hay, a Bridgette sólo le preocupa una cosa: sobrevivir cada día a sus propias decisiones y no perderse en el intento.

La unidad de élite de la oficina del FBI en Nueva York ofrece todos sus talentos, intelecto y experiencia técnica en casos importantes para mantener a salvo a Nueva York y el país.

El protagonista, es un niño de 11 años que filma a su familia con su cámara de vídeo en la ciudad de Jenkintown, Pennsylvania. Los Goldberg son una familia como cualquier otra, aunque con muchos más gritos. De ella forman parte Beverly, una madre sobreprotectora y obsesionada por las compras; Murray, un padre irascible que tiene que aprender a dejar de gritar por problemas de salud; los hermanos mayores de Adam, Erica y Barry; y el abuelo, un desvergonzado Don Juan.

Los Huang no son precisamente unos recién llegados a los Estados Unidos. Louis y Jessica Huang se trasladaron al país de pequeños pero su verdadero choque cultural sucede cuando abandonan el barrio chino de Washington para instalarse en un pueblo de Florida. Hasta entonces habían podido vivir una vida filo-asiática, un estilo que la matriarca apreciaba, y les toca adaptarse a un statu quo socialmente más blanco tanto a ellos como a sus hijos.