El reverendo Jack Brooks y su hija llegan a Chapel Croft, un lugar para empezar de cero que pronto revela la oscura historia de su comunidad y donde las antiguas supersticiones y la desconfianza hacia los forasteros son bastante comunes.

Cuando George se despierta un día y se encuentra reviviendo un día de hace meses, piensa que ha perdido la cabeza. Todos sus hitos recientes se han deshecho, incluido su éxito en el trabajo y su matrimonio con el amor de su vida. Lo peor de todo es que parece ser el único que se ha dado cuenta de lo que ha pasado. Es decir, hasta que conoce a Archie, quien recluta a George para el Proyecto Lazarus, una organización secreta que ha aprovechado la capacidad de retroceder en el tiempo cada vez que el mundo está en peligro de extinción. Al igual que George, quienes trabajan en Lazarus son las pocas personas en la tierra con la capacidad de recordar los eventos que se deshacen cuando el tiempo retrocede.

Dos asesinatos destrozan una comunidad ya fracturada que conduce a una de las mayores persecuciones en la historia británica y amenazan con inflamar las divisiones históricas provocadas durante la huelga de mineros tres décadas antes.

Bienvenidos a un mundo en el que todos reciben un superpoder al cumplir los 18 años. Todos menos Jen, que a sus 25 años siente que se queda atrás. Por suerte, sus compañeros de piso –Carrie, Kash y un misterioso gato callejero– la ayudan a no caer en un abismo de autocompasión. A la deriva en un mundo difícil, y armada con tan solo un poco de esperanza y mucha desesperación, Jen se propone encontrar (quizá) su superpoder. Pero entre tanto, podría descubrir la alegría de estar medianamente bien.