La película, dirigida por Holger-Madsen, desarrolla los planes de un doctor, cuyo ídolo es Cristobal Colón (aunque le atribuye erróneamente la intención de dar la vuelta al mundo), para viajar a Marte. Para ello, en sólo dos años logra construir una nave, el Excelsior, y logra captar como voluntarios a un puñado de expedicionarios, uno de ellos comprometido con una joven llamada Corona.

El usurero Sintram vive y respira por el dinero y, por esta misma razón, deshereda a su caritativo hijo Floridan. Amargado, Sintram entierra su fortuna en el bosque y esconde un testamento en un haya, dejando su patrimonio a quien lo encuentre. Este acto es el único trabajo físico duro que el viejo usurero ha realizado en su vida e, irónicamente, el agotamiento le mata. Mientras tanto, Floridan ha sido empleado en un aserradero cuando recibe la noticia de la muerte de su padre y de ha sido desheredado.

Un científico predice que lo peor está por venir: un inmenso cometa puede impactar con el planeta tierra. Con el objeto de no crear pánico, los astrónomos, reunidos con un pequeño número de millonarios, ocultan la noticia al pueblo y a la prensa. Pero después del paso del cometa, un número muy elevado de desastres naturales y toda clase de disturbios pondrán en peligro a la raza humana. (Eddie Constanti)

Abrumado por problemas personales y profesionales, el biólogo Friedrich von Kammacher decide viajar al extranjero con el propósito de recuperar la alegría de vivir. Durante su accidentado viaje conocerá a dos mujeres muy diferentes, una de las cuales será la clave de su destino.

Edith es hija del conde Wolfhagen y heredera de la fortuna de su padre, pero el conde también es amigo de un prestamista, James Pendleton, que será nombrado heredero si Edith y el barón Sternberg, su prometido, mueren. Tras la muerte del Conde, Pendleton le propone matrimonio a Edith, pero es rechazado. Con la ayuda del médico oriental Gar el Hama, Pendleton planea secuestrar a Edith.

Narra la historia de una frívola condesa que juega con los hombres y sus sentimientos de la misma manera que lo hacía con las muñecas en su niñez.