Después de encontrar restos de un dinosaurio antepasado directo del cocodrilo africano, el doctor Campbell (Bruce Weitz), que trabaja en el laboratorio que dirige Paula Kennedy (Joanna Pacula), utiliza su ADN para clonar a la criatura y así revivir a la especie. Sin embargo la situación se sale de control y es necesario sacrificar a los animales luego de que uno de ellos mata a una persona. Para empeorar las cosas, varios "dinocrocs" se escapan. El sheriff Harper (Charles Napier) y su gente, intentan encargarse del problema, algo que no consiguen, ya que descubren que un dinocroc que logró escaparse por un tunel, está creciendo de tamaño rápidamente. El laboratorio contrata entonces a un experto cazador de cocodrilos australiano, llamado Dick Sydney, pero la bestia se muestra impávida frente a las balas, con lo cual el número de muertos empieza a elevarse de manera alarmante.

Tras el telón de fondo de una campaña electoral, el detective Matt Sikes y su compañero "Recién Llegado" George Francisco examinan cuidadosamente los restos de dos crímenes, aparentemente no relacionados, cometidos por los extraterrestres. Ambos parecen tener algo en común: un vínculo con Udara, un grupo terrorista de nuevos alienígenas, supuestamente disuelto mucho tiempo atrás.