Simon debe enfrentarse a la decepción de dos amores imposibles: un apasionado pero destructivo enamoramiento de Oliver y una relación distante y fría con su madre Claire, que acaba de volver a vivir con él tras 15 años de ausencia.

Victor, de quince años, es arrastrado por su madre de París a la ciudad de Quebec, para construir una nueva vida para sí mismos, después de la muerte de su padre. Mientras falta a clases un día cualquiera, ve a un estudiante en la cornisa...

Cuenta la historia de tres personajes con una sola conexión entre sí, a primera vista: las tres mujeres se llaman Simone. La primera es una niña de doce años que debe aprender a controlar sus sentimientos después de sufrir un shock traumático. La segunda es una joven de 25 años que vive sola y trata de lidiar con sus repentinos ataques de pánico. La tercera es una médico de prestigio que da conferencias sobre la naturaleza del tiempo. Todas se comienzan a comunicar de manera misteriosa a través de sueños. Del director de Zigrail o Un crabe dans la tête, André Turpin dirige este thriller protagonizado por Sophie Nélisse, Mylène Mackaélisse y Lise Roy.

Dos amigos de la infancia se besan como parte de la filmación de un cortometraje para la universidad. Tras el beso, ambos comienzan a preguntarse cuáles son sus auténticas preferencias sexuales, lo que pone en peligro la estabilidad de sus vínculos sociales.

Pierre vuelve a la ciudad canadiense de Quebec para asistir al funeral de su padre y allí encuentra a Marc, su hermano adoptivo. Juntos emprenden una búsqueda que les llevará al origen de sus raíces, y descubrirán secretos que permanecían escondidos.

Víctor, se traslada a un bloque de pisos de Montreal, el invierno de 1995. A pesar de que sus nuevos vecinos parecen de lo más amables, comienza a sospechar de ellos a raíz de la aparición de un asesino y violador en serie en el barrio.

En un colegio de Montreal, un joven estudiante llamado Léon Bronstein (Jay Baruchel) encarna al líder ruso en una comedia que reproduce la revolución rusa. Después de ser despedido de la fábrica de su padre por emprender una huelga de hambre, a Léon su familia lo castiga a educarse en un escuela pública. Pero el joven no se amedrenta y, convencido de ser la reencarnación de Trostky intenta reproducir en la escuela la revolución socialista. Lo malo es que tropieza; por una parte, con la apatía de sus compañeros, dominados por el hedonismo y la falta de compromiso; y, por otra, con el gelido y estricto director del centro (Colm Feore).